Justo al sur de la fresca ciudad de Tarragona y hasta llegar al Delta de l'Ebre, la Costa Daurada hace honor a su nombre gracias a las playas, grandes extensiones de arena dorada que invitan a dar largos paseos junto al mar y dejarse llevar por la brisa marina que nos acerca a la felicidad mediterránea.
La luz del Mediterráneo
La Costa Daurada es un destino que fusiona historia, cultura y hermosas playas.
Los sitios más destacados incluyen Tarragona, con su herencia romana; Salou, con un animado ambiente día y noche; el parque temático PortAventura World, en el que la diversión para toda la familia está asegurada; Cambrils, donde todavía se respira el ambiente de villa de pescadores; Reus, con sus edificios modernistas; Siurana, un pueblo de cuento con magníficas vistas; el Monasterio de Poblet, patrimonio de la UNESCO, o El Vendrell, donde encontrarás el Museo de Pau Casals.
La Costa Daurada comparte tradiciones con el resto de Cataluña; fiestas locales, tradición castellera, el baile de la sardana, la arquitectura modernista y eventos como las fiestas de Santa Tecla en Tarragona o Santa Teresa en Vila-seca. Estas tradiciones muestran el rico patrimonio cultural de esta región, proporcionando al visitante una experiencia única.
La Costa Daurada acoge una serie de celebraciones destacadas como festividades, procesiones, eventos deportivos, conciertos, actividades culturales, etc. Destacan el Concurso de Castells en Tarragona o el Festival Tarraco Viva que celebra el patrimonio histórico romano de la ciudad y tiene lugar durante el mes de mayo en los diferentes museos y yacimientos arqueológicos de la Costa Daurada.
Su gastronomía es reconocida por la mezcla de sabores frescos y el rico patrimonio culinario catalán. Sus platos icónicos son la paella, el xató, estofados de pescado y marisco y especialidades de invierno como los calçots. En enero, la localidad de Valls celebra la Gran Calçotada donde todo el que quiera puede vivir el reto de ser la persona que más calçots coma durante el concurso que se lleva a cabo. Otro imprescindible es disfrutar de un buen vermut en alguno de los bares de la zona o en el mismo Museo del Vermut en Reus.
